¿Peor salud en la infancia por la pobreza energética?

hogar infancia

¿Recuerdas la expresión “empezar la casa por el tejado”? Seguramente te venga a la mente una casa e inmediatamente descartes este orden incoherente de empezar una casa por el tejado cuando lo más importante es la base, que esté bien sustentada con unos buenos cimientos, y la salud física en la infancia se empeora con la pobreza energética

Lo mismo pasa con los primeros años de vida de una persona. La infancia es la base, el sustento con el que nos iremos construyendo y desarrollando física, cognitiva y socialmente. Siguiendo con la metáfora de la casa, los materiales deben ser de calidad, de lo contrario, las consecuencias negativas no tardarían en llegar. Las niñas y niños que están en un contexto de pobreza energética (entendiendo la vivienda y los suministros que se derivan) y, consecuentemente, en una desigualdad social, sufren graves consecuencias en la salud física, cognitiva y social que pueden tener un impacto irreversible.

Cabe destacar que vivir en una casa sin confort térmico tiene consecuencias contrastadas sobre la salud en todas las franjas de edad, pero aún más en la fragilidad de la infancia. La OMS establece el confort térmico en temperaturas medias de 21 grados en el comedor o sala de estar y de 18 grados en las habitaciones.

Los efectos en la salud física

Teniendo esto presente, pasaremos a analizar cuáles son los efectos más relevantes en la salud física de las niñas y niños que viven en hogares en los que hay pobreza energética. 

En primer lugar, según la investigación “Housing, energy and termal confort” realizada por la OMS en Irlanda del Norte, se estima que vivir en casas frías tiene un impacto en la infancia relacionado con la malnutrición, la dificultad de ganar peso en los bebés y el incremento del 30% de visitas hospitalarias u otros centros de salud.

Además, a todos estos impactos, hay que añadirle los relacionados con los problemas respiratorios, tal como recoge un estudio del National Centre for Social Research del Reino Unido, en el que se afirma que son el doble de prevalecientes (15% vs 7%) en las niñas y niños que habían vivido, al menos, 3 años en viviendas frías. 

En segundo lugar, según el informe “Precariedad energética e infancia en la ciudad de Barcelona. Una mirada desde los derechos energéticos de la infancia”, se destaca los impactos sobre la salud física relacionados con la mala alimentación causada tanto por la austeridad en el control de los gastos familiares como en la imposibilidad de cocinar durante los cortes de subministro en que los niños y niñas tienen que comer bocadillos. Así mismo, se corrobora con los pediatras consultados, que la humedad y la temperatura inadecuada de los hogares son posibles causas de bronquitis, asma, más consultas al médico y una peor evolución de las enfermedades con altas probabilidades de recurrencia.

¿Qué opinas? ¿Sabías la importancia que tiene evitar la pobreza energética para la salud en la infancia?

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